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SARCOPENIA

Autora: Helena Riera Iñiguez

El concepto de sarcopenia está en estrecha relación con la fragilidad; implica pérdida de masa y potencia muscular y ocurre en el transcurso del envejecimiento;

Fue Irvin Rosenberg, en 1988, quien sugirió el término sarcopenia, derivado del griego sarx (carne) y penia (pérdida) 1.

La sarcopenia tiene como consecuencia una merma en la independencia funcional del anciano, condicionando un aumento en el riesgo de caídas, con el consiguiente riesgo de fractura asociada.

PREVALENCIA:

La sarcopenia, entendida como pérdida de masa y fuerza muscular relacionada con el envejecimiento, es un componente clave de la fragilidad.

En los varones el proceso  de pérdida de masa muscular es más progresivo, mientras que las mujeres presentan un brusco descenso, coincidiendo con la menopausia2.

En relación a la fragilidad, se ha descrito que la diabetes mellitus (DM) está asociada a una aparición temprana de fragilidad2. Por otra parte Shlipak3, en un estudio multicéntrico en pacientes con insuficiencia renal crónica  mayores de 65 años, encontró una prevalencia de fragilidad del 15% (en comparación con controles sanos, donde la prevalencia era del 6%).

FISIOPATOLOGIA:

Con el envejecimiento ocurre una pérdida de masa y potencia muscular, que puede suponer hasta un 15% por década a partir de los 70 años, y un 3% anual.

Entre 5 y 13% de las personas de entre 60 y 70 años de edad y de 11 a 50% de las personas de 80 o más años tienen sarcopenia.

A esta pérdida de masa y potencia muscular contribuyen diferentes factores:

-ingesta calórica menor, motivada por déficits sensoriales y gustativos, menor capacidad para comer de manera independiente, trastornos del tránsito intestinal como diarrea crónica o estreñimiento (con mayor frecuencia),

-déficit en la absorción de determinados nutrientes

-disminución de hormonas como testosterona, hormona del crecimiento o estrógenos,

-infiltración grasa en el músculo,

-resistencia a insulina,

-reducción de la actividad física: la pérdida de masa muscular se puede acelerar por el sedentarimo, la inmovilidad o tras un período de hospitalización.

La fisiopatología de la sarcopenia se basa, básicamente, en tres procesos4:

1. Denervación de unidades motoras (pérdida de motoneuronas alfa de la médula).

2. Conversión de fibras musculares rápidas en lentas.

3. Depósito de lípidos en el tejido muscular.

DIAGNÓSTICO

Según el Grupo de Trabajo del Consenso Europeo sobre sarcopenia en personas mayores (2010), el diagnóstico de sarcopenia se basa en tres criterios:

• Baja masa muscular

• Baja fuerza muscular

• Baja funcionalidad (rendimiento físico)

Se aplica para el diagnóstico el criterio 1 + (criterio 2 y/o criterio 3).

Para estandarizar la masa muscular se utilizan: el índice de masa muscular (IMM): cantidad de masa muscular en relación con la estatura y el índice de masa esquelética (IME).

La cuantificación de la masa muscular total es compleja. Existen diversas técnicas que lo posibilitan, como la resonancia magnética, el TAC, la impedanciometría, la determinación de la excreción urinaria de creatinina y la antropometría.

La inpedanciometría es fácil de realizar en cualquier lugar y a un coste asequible.

CONSECUENCIAS CLÍNICAS:

La sarcopenia conlleva una disminución de la capacidad funcional que conduce a la aparición de diversos síndromes geriátricos (inmovilidad, caídas) y a un incremento de la discapacidad en el anciano,

La menor cantidad de masa muscular supone una disminución en la capacidad aeróbica, lo que facilita que la fatiga aparezca más precozmente y a la vez disminuye la resistencia física6.

La sarcopenia desempeña un papel clave en el desarrollo de la fragilidad, lo que se asocia a mayor morbimortalidad.

ABORDAJE:

El tratamiento está encaminado a incrementar la masa y fuerza muscular mediante un mejor aporte calórico-proteico y un programa de ejercicios.

El entrenamiento físico mediante ejercicios de resistencia es la medida terapéutica más eficaz para la prevención, ya que produce una mejora de la masa, fuerza y resistencia muscular.

En cuanto a la nutrición, la administración de suplementos de nutrientes como la leucina (aminoácido), parece tener un efecto antianorexígeno, estimulando el anabolismo proteico.

En caso de que exista déficit de vitamina D, debe valorarse la necesidad de dar suplementos, dada su implicación en el desarrollo de sarcopenia.

La intervención primaria tiene como objetivo prevenir la sarcopenia, lo que conduciria a una mejora en la calidad de vida, favoreciendo la autonomía de la persona, mejorando su expectativa de vida y acortando la etapa de morbilidad asociada al envejecimiento.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Morley JE. Aspects of the medical history unique to older persons. Jama. 1993;269:675, 7-8.    
  2. Navarrete-Reyes AP, Avila-Funes JA. [Diabetes mellitus and the syndrome of frailty in the elderly]. Rev Invest Clin. 2010;62:327-32
  3. Rockwood K, Howlett SE, MacKnight C, Beattie BL, Bergman H, Hébert R, et al. Prevalence, attributes, and outcomes of fitness and frailty in community-dwelling older adults: report from the Canadian study of health and aging. J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2004;59:1310-7. 
  4. Lang T, Streeper T, Cawthon P, Baldwin K, Taaffe DR, Harris TB. Sarcopenia: etiology, clinical consequences, intervention, and assessment. Osteoporos Int. 2010;21:543-59.
  5. Massanés Torán et al. ¿Qué es la sarcopenia? Seminarios de la Fundación Española de Reumatología.  E Vol. 11. Núm. 1.Páginas 14-23 (Enero – Marzo 2010)
  6. R. Roubenoff. Sarcopenia: A major modifiable cause of frailty in the elderly. J Nutr Health Aging, 4 (2000), pp. 140-142
  7. Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.54 no.5 Ciudad de México sep./oct. 2011
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La fibromialgia en el paciente anciano.

Autora.
Luz de Myotanh Vázquez Canales . Médico de Familia y Comunitaria

Últimos datos sobre cómo afecta el dolor crónico en España apuntan a que el 16,6% de la población sufre dolor crónico, el 70% que lo padecen toman algún analgésico y el 50% del total son individuos por encima de los 65 años (2)(3).

El dolor crónico constituye un importante problema de salud con elevada repercusión individual, social y económica. En algunos países europeos,  el dolor crónico está considerado como un problema de salud pública. La prevalencia es variable y oscila del 35% al 70% según el país (1). En Europa se estima que 1 de cada 5 de la población adulta sufre dolor crónico.

Según los resultado obtenidos del estudio EPIFISER, unas de las encuestas nacionales más amplias sobres la prevalencia de enfermedades reumatológicas, la fibromialgia (FM) afecta al 2,4% de la población Española (4).

              En medio de este escenario se encuentra la FM, una enfermedad caracterizada por dolor crónico generalizado, en múltiples localizaciones asociado a síntomas como fatiga, sueño no reparador, alteraciones cognitivas y del estado de ánimo. El perfil de paciente afectado por esta entidad suele ser mujer de entre 30 a 50 años, pero también puede debutar en niños, adolescentes y ancianos. El hecho de que haya más mujeres que hombres afectados es todavía desconocido (5).

          Las causas de esta enfermedad son desconocidas en el momento actual, pero son múltiples las teorías que giran entorno a esclarecer este gran enigma. Algunos autores creen que podría estar ocasionada por factores genéticos, pero todavía no se han identificados estos genes. Otros creen que podría deberse a infecciones adquiridas durante la infancia dejando como secuela dolor crónico pero los resultados entorno a estos estudios no han sido concluyentes. Y finalmente, algunos identifican como probable causa de dolor crónico acontecimientos vitales importantes como historias de abusos en la infancia, la violencia de género o el fallecimiento de algún familiar (6)(7).

          Los síntomas en el paciente anciano no son distintos de los que pueda padecer una persona joven. Quizás la diferencia es que los síntomas pueden verse agravados por la edad. Los principales síntomas a tener en cuenta son:

          Dolor. En general describen el dolor en múltiples localizaciones a nivel osteoarticular y alodinia sin que haya una lesión evidente en el lugar donde sienten el dolor. No se puede obviar que es el síntoma que peor perciben los pacientes y especialmente la población anciana. El dolor es percibido como un empeoramiento de su estado físico que le va a condicionar en su vida diaria por lo que la diana donde debería de centrarse el tratamiento es esta.

          Cansancio o fatiga. Afecta a más del 90% y está considerado uno de los síntomas más invalidantes.

          Insomnio. Describen dificultad para conciliar y mantener el sueño además de mala calidad. En general, este síntoma empeora la situación clínica del paciente.

          Psicopatología. La principal comorbilidad asociado a este síndrome entorno a la psicopatología serían la ansiedad y la depresión. Sin embargo, las ideas de referencia entorno al dolor y su enfermedad así como ideación catastrofista aparecen de forma muy predominante en estos pacientes.

          Sin embargo, no podemos pasar por alto la miscelánea de síntomas que acontecen dentro de la fibromialgia que puede ir desde acúfenos, síndrome de intestino irritable, sensibilidad química múltiple y un largo etcétera (6)(7).

          El diagnóstico diferencial es fundamental en esta patología ya que, el dolor crónico está presente en enfermedades reumatológicas, neurológicas u osteomusculares. Al mismo tiempo, se debería de tener en cuenta los fármacos, dado que en el paciente anciano hay consumo crónico de estatinas, IBP’s y bifosfonatos que pueden ser responsables de dolor crónico(8).

          Actualmente, la fibromialgia está considerada una enfermedad crónica sin tratamiento conocido. Pero pese a este negro horizonte hay tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que han conseguido mejorar la evolución y los síntomas de la fibromialgia. Las recomendaciones específicas con más evidencia para el manejo de la fibromialgia según EULAR son (9):

          Si se analiza la tabla atentamente deberíamos fijarnos en el tratamiento farmacológico. Según los criterios STOPP-START la amitriptilina, duloxetina, milnacipran, tramadol y ciclobenzaprina deberían de evitarse en personas de más de 65 años(10).

          La FM en el anciano sería aquella que se inicia a partir de los 65 años, pero esto en sí puede resultar una contradicción, ya que si analizamos todos los síntomas con los que cursa la enfermedad los podría tener una persona anciana. La virtud de hacer el diagnóstico de fibromialgia es en aquellas personas en las que estos síntomas no deberían de estar presentes como es el caso de los pacientes jóvenes o de mediana edad

          Hay que tener en cuenta que la fibromialgia es una enfermedad que pese a ser muy antigua es relativamente reciente ya que, los criterios diagnósticos se empezaron a establecer en los años 90 cuando la Sociedad Americana de Reumatología la reconoce (11). La traducción de este acontecimiento ha supuesto que sea una enfermedad que se está diagnosticando desde hace relativamente poco tiempo. Es de esperar que en nuestros cupos encontremos a pocas personas ancianas con este diagnóstico.

          Una de las limitaciones encontradas a la hora de escribir este artículo es que prácticamente no hay literatura sobre la fibromialgia en el paciente anciano. Probablemente esto se deba a que los síntomas de la fibromialgia trasladados a edades ancianas se solapen con el propio envejecer. No obstante, quizás se podrían abrir líneas de investigación en esta área para esclarecer las dudas que existen en la actualidad.

Bibliografía.

1.      Sánchez B, Santiago J, Guillermo S. Epidemiología del dolor crónico Epidemiology of Chronic Pain Correspondencia [Internet]. Vol. 16, Archivos en Artículo de Revisión. 2014 [cited 2018 Oct 12]. Available from: http://www.medigraphic.com/pdfs/medfam/amf-2014/amf144c.pdf

2.      Dueñas M, Salazar A, Ojeda B, Fernández-Palacín F, Micó JA, Torres LM, et al. A Nationwide Study of Chronic Pain Prevalence in the General Spanish Population: Identifying Clinical Subgroups Through Cluster Analysis. Pain Med [Internet]. 2015 Apr 1 [cited 2018 Oct 12];16(4):811–22. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25530229

3.      Fernández Hernández M, Bouzas Pérez D, Martín Moretón M del C. Patología osteo-muscular y dolor crónico: rotación multidisciplinar para médicos de atención primaria. Rev la Soc Española del Dolor. 2017;

4.      Collado A, Gomez E, Coscolla R, Sunyol R, Solé E, Rivera J, et al. Work, family and social environment in patients with Fibromyalgia in Spain: An epidemiological study: EPIFFAC study. BMC Health Serv Res. 2014;

5.      Eugenio Manuel Montero Martín, Patricia Roth Damas, Mara Sempere Manuel, Vicente Palop Larrea. Sindrome de fibromialgia [Internet]. Guías Fisterra. 2016. p. 7. Available from: https://www.fisterra.com/univadis/ficha.asp?idFicha=175

6.      Clauw DJ. Fibromyalgia. Jama [Internet]. 2014;311(15):1547. Available from: http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?doi=10.1001/jama.2014.3266

7.      Häuser W, Ablin J, Fitzcharles M-A, Littlejohn G, Luciano J V., Usui C, et al. Fibromyalgia. Nat Rev Dis Prim [Internet]. 2015;(August):15022. Available from: http://www.nature.com/articles/nrdp201522

8.      Clauw DJ. Fibromyalgia. JAMA [Internet]. 2014 Apr 16 [cited 2018 Feb 21];311(15):1547. Available from: http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?doi=10.1001/jama.2014.3266

9.      Macfarlane GJ, Kronisch C, Dean LE, Atzeni F, Häuser W, Fluß E, et al. EULAR revised recommendations for the management of fibromyalgia. Ann Rheum Dis [Internet]. 2017 Feb [cited 2018 Apr 4];76(2):318–28. Available from: http://ard.bmj.com/lookup/doi/10.1136/annrheumdis-2016-209724

10.    Oficial P. Prescripción inapropiada de medicamentos en los pacientes mayores los criterios STOPP/START. [cited 2019 Mar 24]; Available from: http://www.elsevierinsituciones.com

11.    Wolfe F, Smythe HA, Yunus MB, Bennett RM, Bombardier C, Goldenberg DL, et al. The American College of Rheumatology 1990 Criteria for the Classification of Fibromyalgia. Report of the Multicenter Criteria Committee. Arthritis Rheum [Internet]. 1990 Feb [cited 2018 Mar 7];33(2):160–72. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2306288

Luz de Myotanh Vázquez Canales

Miembro del grupo de trabajo de Atención al Mayor de la SoVaMFiC

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Perfil del paciente mayor en las Urgencias Hospitalarias. Estudio preliminar.

Autora Ana Gonzalez.

El desarrollo de la medicina en esta última década ha incrementado la expectativa de vida de las personas, pasando de una expectativa de 34 a 80 años en este último siglo. Dejando las infecciones y procesos agudos en un segundo plano, para dar cabida a las patologías degenerativas como las de mayor incidencia y a las que se generan mayor consumo de recursos socio-sanitarios. (1)
La población del Departamento de Salud 9, al que corresponde al Hospital General de Valencia, ocupa el primer lugar en la Comunidad Valenciana, representando el 7.10% de los 5’025.590 de los habitantes, de estos 157.000 son mayores de 40 años. Enfermedades como el cáncer, insuficiencia de órganos, enfermedades degenerativas neurológicas, geriátricas y avanzadas, son el día a día en nuestras consultas. (2).
Los conceptos de enfermedad terminal, tratamiento paliativo y cuidados paliativos, son utilizados muchas veces indistintamente, debiendo hacer hincapié es sus diferencias, ya que se entiende como enfermedad terminal: al estado avanzado, progresivo e incurable; tratamiento paliativo: procedimientos terapéuticos en enfermedades que no existe posibilidad curativa y cuyo objetivo es el de mejorar la calidad de vida y confort del paciente y su familia y por último, cuidados paliativos que es la ayuda a sentirse mejor al paciente con enfermedades graves .(3).
El fin de la utilización de este estudio es la identificación precoz de las personas con necesidades de atención paliativa, mejorando la situación integral del paciente crónico, gracias a un formato ¨Checklist¨ sencillo de aplicar y que nos ayuda a codificar correctamente al ¨paciente crónico avanzado¨ (CIE10.Z. 51.5) anteriormente solo disponíamos del código CIE 9 V66.7 ¨paciente terminal con necesidades paliativas¨. Además de promover la equidad al acceso universal y cobertura de necesidades, con una atención de calidad. Dentro de los objetivos de NECPAL, no está el determinar el pronóstico de vida ni el de etiquetar al paciente como ¨terminal¨ (5).
Durante un año, comprendido entre agosto del 2017 y 2018, hemos valorado a 1.534 pacientes, recolectando información clínica y social, con el objetivo de realizar un estudio retrospectivo sobre el tipo de pacientes que valoramos en las urgencias hospitalarias; donde hemos tomado en cuenta aspectos diversos como sus antecedentes patológicos crónicos, el número de visitas que realizan estos pacientes en el servicio, y la relación con el ingreso urgente. Además, aprovechamos para clasificar a los pacientes con un NECPAL positivo o no.
Actualmente aún estamos ultimando los datos estadísticos, pero podemos plasmar algunos resultados obtenidos. Como son el número de consultas, ingresos hospitalarios, la complejidad clínica y la positividad o no al test NECPAL.
Obteniendo los siguientes resultados:
El mayor número de pacientes está en el grupo de edad entre los 80 y 89 años, con 289 pacientes, los cuales consultaron una media de 3 veces en un año, Ingresaron menos del 45 % tras una de esas consultas y, un 68 % se clasifican como NECPAL POSITIVO con una media de complejidad nivel 3. Es decir, paciente de alta complejidad: Con situación clínica inestable, trastorno emocional severo, falta de apoyo o claudicación familiar, síntomas refractarios que requieren intervención intensiva, situaciones de urgencia.

De los 289 pacientes , 27 fallecieron durante su ingreso o posteriormente al alta. y solo 1 fue derivado a UHD, 6 residían en centro sanitario.
A grandes rasgos concluimos de esta primera parte del estudio que la mayoría de pacientes valorado son clasificables como crónicos complejos , lo que implica un consumo de recursos sociosanitarios excepcionales y que todo esfuerzo por identificar este tipo de pacientes hará más fácil la intervención médica-social y optimización de recursos.

BIBLIOGRAFÍA
1. Marcos Gomez Sancho MD., Manuel Ojeda Martín MD. CUIDADOS PALIATIVOS: CONTROL DE SÍNTOMAS Las Palmas de Gran Canaria: Viatris; 2003.

2. Consellería de Sanidat. Generalitat Valenciana. [Online].; 2016. Available from: HYPERLINK «www.san.gva.es» http://www.san.gva.es .

3. Xavier Gomez-Batista MD. PhD., Albert Luca Martinez MD., Nuria Codorniú Zamora RN. Instituto Catalá de Oncología. [Online]. Barcelona; 2011 [cited 2016 noviembre 20. Available from: HYPERLINK «http://iconcologia.net».

4. SECPAL. LIBRO BLANCO SOBRE LAS NORMAS Y ESTÁNDARES SOBRE CUIDADOS PALIATIVOS DE LA SOCIEDAD EUROPEA DE CUIDADOS PALIATIVOS. Monográfico. Madrid: SECPAL; 2012.

5. Alonso Babarro A., Rexach Cano L. ,Gisbert Aguilar A. CRITERIOS DE SELECCIÓN DE PACIENTES CON ENFERMEDADES NO ONCOLÓGICAS EN PROGRAMAS Y/O SERVICIOS DE CUIDADOS PALIATIVOS. Medicina Paliativa. 2010; 17(3).